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¿Qué puedo hacer yo para erradicar la violencia de género?
La asociada Edith Galarza -abogada Relatora del Tribunal Superior de Justicia de Neuquén- invita en este artículo a reflexionar sobre el flagelo de la violencia de género. La también escritora dijo que es hora de "ser proactivxs por la igualdad y el respeto".
Noticias08/03/2020AMYFSESENTA Y OCHO. Ya son 68 las víctimas de femicidio en lo que va de este año 2020. El fenómeno se expande por el país, atraviesa todas las clases sociales, edades y niveles de educación.
En medio del espanto generalizado y de la confusión -¿qué nos está pasando como sociedad?- algo queda claro: son varones quienes cometen estos crímenes contra mujeres y disidencias. Ellos representan y ponen en acto las violencias más extremas del sistema patriarcal. Un orden social basado históricamente en la desigualdad de género, en el que los sujetos varones detentan un lugar de privilegio respecto del resto, que incluye el aprovechamiento del trabajo no remunerado de la mitad de la población durante toda su vida (doméstico, crianza y cuidado).
Ese sistema se asienta en una multiplicidad de violencias. Algunas son visibles: asesinato, agresión física, abuso sexual, violación, amenazas, gritos, insultos. Otras invisibles: humillar, culpabilizar, despreciar, desvalorizar. Y algunas adoptan formas más sutiles: humor sexista, lenguaje sexista, publicidad sexista, micro machismo, acoso callejero, mansplaining, etc. (vean la metáfora del iceberg que nos propone Amnistía Internacional).
En este momento nuestro país vive un extraordinario proceso colectivo de visibilización de esa realidad desigual que hasta hace apenas unos años, permanecía oculta para la mayoría.
Ante las violencias que sufren las mujeres, nos sentimos espantadxs e impotentes. Nos preguntamos, pero ¿qué puedo hacer yo para erradicar la violencia hacia las mujeres?
Responder que es un problema de la sociedad, hace que siendo de todxs, no sea de nadie.
Comenzar a autopercibirnos como parte del problema, es la única manera de modificar una estructura que todos los días provoca sufrimiento, visible e invisible.
Si sos uno de los sujetos privilegiados de este sistema desigual o si pertenecés al grupo de lxs desfavorecidxs (mujeres y disidencias), si ya hiciste el click, podés llevar adelante actos concretos en la cotidiano. Examinar conductas naturalizadas, estar atentxs a nuestro alrededor, a nuestros propios vínculos personales, laborales y a la vida social.
He aquí algunas reflexiones puntuales que pueden ayudar en esa tarea:
¿Cómo estamos educando a nuestrxs hijxs?
La educación sexista binaria habilita la discriminación y puede derivar en violencia entre pares. Partiendo de que los juguetes son para jugar, no tienen género, al igual que los colores y los deportes. La educación sexista reproduce estereotipos y mandatos culturales desde la infancia que se extienden a la vida adulta
No enseñemos ni practiquemos el amor romántico, es una forma de prevenir la violencia en los vínculos de lxs adolescentes.
Es importante que se cumpla con la Educación Sexual Integral (ESI) en la escuela, porque previene el abuso sexual infantil. Permite a lxs niñxs identificar conductas abusivas, defenderse y pedir ayuda.
En nuestra casa.
La distribución de tareas conforme a roles estereotipados dentro de las familias, es desigualdad de género y por su generalización y extensión -durante toda la vida- el impacto es enorme y su percepción casi nula o aceptada con resignación. Como si fuera imposible ya, lograr que ese varón se ocupe de limpiar lo que ensucia, lavar su ropa o cuidar de su hijx.
El uso del lenguaje.
Es posible examinar nuestro uso del lenguaje, desechar el uso sexista ( “la mujer de Juan”) y discriminador (“llora como una nena”).
Utilizar un lenguaje que no invisibilice a las mujeres ni a las disidencias, que sea inclusivo de todas las personas.
El lenguaje es una construcción simbólica de sentido, no es algo menor. El lenguaje es político.
El sentido del humor
¿De qué chistes nos reímos? Ridiculizan a las mujeres (su conducta, su cuerpo), a personas con opciones sexuales disidentes? No es gracioso. Es ejercicio del privilegio sobre otrxs. Es festejar la desigualdad y violentar la diversidad. Podemor reir sin lastimar.
En el trabajo
En el mundo laboral existe solo una aparente igualdad de oportunidades, porque en tanto no se modifique la distribución de tareas domésticas conforme roles estereotipados, no habrá igualdad real para el acceso a los cargos ni para el ejercicio de la función.
En efecto, en la carrera laboral, salen de la misma línea de partida, en condiciones aparentemente iguales, pero ellas llevan una mochila extra. Ellos, sin embargo, no llevan tal mochila, hay una mujer que la carga para que ellos puedan dedicarse a su trabajo en forma casi exclusiva.
La desigualdad estructural hace que la igualdad legal sea solo una expresión de deseos. Y el esfuerzo de las mujeres es mucho mayor, para lograr el mismo resultado y rendimiento laboral.
Participación de las mujeres en los cargos públicos y perspectiva de género.
En el ámbito del Poder Judicial de nuestra provincia, predominan fuertemente los varones en la integración de los organismos de mayor jerarquía y en el Tribunal Superior de Justicia - la relación es 1 mujer y 4 varones-, mientras que la Fiscalía General y la Defensoría General también son ejercidas por varones.
La mayoría de las leyes han sido hechas por varones - y todos los códigos excepto el Código Civil y Comercial vigente desde 2015-. Las mujeres han sido invisibles para las leyes. Basta señalar que pese a que la Constitución Nacional dice desde 1853 que todos los habitantes son iguales ante la ley, la mitad de la población (mujeres) estuvo excluida del derecho al voto hasta 1947 y que las madres no tuvieron los mismos derechos que los padres respecto de sus hijxs, sino hasta 1985, con la sanción de la ley de patria potestad compartida.
Es necesaria una mayor participación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida pública y legislar, juzgar y gobernar con perspectiva de género, por mandato constitucional y convencional.
En las políticas públicas.
Es auspiciosa y necesaria la sanción de leyes de cupo para mujeres, cupo laboral trans, interrupción voluntaria del embarazo (IVE) y políticas que garanticen la educación sexual integral (ESI), el acceso a la anticoncepción, la implementación de la Ley Micaela para la capacitación de todxs lxs agentes del Estado en perspectiva de género y la apertura de espacios de diálogo para el respeto de género en el ámbito laboral.
Volviendo a la pregunta inicial ¿qué puedo hacer yo para erradicar la violencia de género?
Ya ves, hay mucho para hacer, cada día y en todos los ámbitos de nuestra vida.
Comenzar a autopercibirnos como parte del problema puede ser el camino para revertir un orden de cosas que provoca altísimas dosis de sufrimiento cotidiano, visible e invisible.
Allí donde estemos, podemos ser proactivxs por la igualdad y el respeto.
Todxs podemos –y debemos- hacer cosas concretas cada día para erradicar la violencia de género y la desigualdad estructural de género de la sociedad de la que somos parte.
Dra. Edith Galarza - Abogada Relatora del Tribunal Superior de Justicia de Neuquén - Escritora.